Acabo de volver después de estar un par de noches en Trujillo y alojarnos en el Parador. Como de costumbre el trato estupendo y el lugar bonito. La habitación espaciosa, con un gran baño, pero un poco fría, aún tiene muebles de estilo castellano, y eché de menos una alfombrita para no pisar el frío suelo de estos días, si te levantas por la noche. La comida espectacular, yo tome unos puerros gratinados estupendos, y unas buenísimas croquetas, además de los consabidos quesos e ibéricos de la zona. Los desayunos , en línea con los paradores ,bien surtidos. Un café, buenísimo y un buen queso sin lactosa qué me recomendaron probar . Pero lo mejor , tanto en el día que comimos allí como los desayunos, ha sido la atención y el trato. Natalia, esto va por ti, sigue trabajando así , siendo tan encantadora y tan profesional.Nos ha dado pena no poder despedirnos de ti.
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